Datacenter
FROM HYDRO
TO CRYPTO
Contexto
Costa Rica ha operado con más del 98% de energía limpia durante siete años consecutivos, una de las tasas más altas de generación de energía renovable en el mundo. Tanto el sector privado como el público participan activamente en la generación de energía, siendo la energía hidroeléctrica la principal fuente en el país.
Sin embargo, dado que existe un monopolio en la distribución de electricidad, solo el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) está autorizado para vender o exportar energía. En 2020, el ICE comenzó a cancelar contratos con generadores privados debido a un excedente en el suministro de energía, por lo que los productores privados ya no podían vender su energía verde a nadie más.
En septiembre de 2020, mientras el mundo enfrentaba una pandemia, Eduardo Kopper, un generador privado de energía, tuvo que afrontar la situación más desafiante. Los contratos de energía de su empresa también fueron cancelados, y ya no podía vender electricidad verde. Por ley.
Idea
La empresa realizó una revisión completa del modelo de negocio para transformar la planta hidroeléctrica en uno de los primeros centros de minería de criptomonedas verdes del mundo, alimentado exclusivamente por energía hidroeléctrica. Minar criptomonedas es costoso, no solo por el hardware, sino también por los costos energéticos. Entonces, la empresa aprovechó su ventaja en costos para comenzar a alquilar espacios asequibles en contenedores personalizados para minar criptomonedas, incluyendo el costo de la energía limpia como parte de la tarifa de alquiler. Justo lo que los mineros de criptomonedas conscientes del medio ambiente buscan hoy en día.
Esta estrategia no solo salvó a la empresa, sino que su escalabilidad comprobada ofrece la oportunidad de utilizar el excedente de energía para potencialmente posicionar a Costa Rica como uno de los principales países de minería de criptomonedas verdes en el mundo.